LA SEMANA SANTA
un apunte importante antes del final
¿ Quiénes eran Gestas y Dimas?
Dimas y Gestas eran dos muchachos tan jóvenes como Jesús, que fueron remitidos por el Gobernador Pilatos desde Jericó hacía 7 días. Habían estado pocas horas en los calabozos de la fortaleza romana y, aunque torturados, no habían pasado por el terrible suplicio de los azotes: estaban condenados a morir crucificados según la ley judía.
Dimas era Galileo y era dueño de una posada. Solía atacar a los ricos para ayudar a los pobres. Se dedicaba a saquear la tumba de los judíos; robó los Libros de la Ley de Jerusalén, y dejó desnuda a la hija de Caifás, sacerdotisa del santuario y sustrajo inclusive el depósito secreto dejado por Salomón.
Gestas era un asesino, mataba a espada a los viajeros, los dejaba desnudos y colgaba a las mujeres de los tobillos para después cortarles los senos; dicen que le encantaba beber la sangre de sus víctimas; él nunca se interesó por Dios, no le importaban las leyes y desde pequeño fue extremadamente violento.
Estos eran los cargos de los llamados buen ladrón y mal ladrón, los famosos Dimas y Gestas crucificados al lado de nuestro señor Jesucristo, cuyos nombre a través del tiempo están latentes, pero muchas veces inertes en nuestro raciocinio.
Dimas y Gestas eran dos muchachos tan jóvenes como Jesús, que fueron remitidos por el Gobernador Pilatos desde Jericó hacía 7 días. Habían estado pocas horas en los calabozos de la fortaleza romana y, aunque torturados, no habían pasado por el terrible suplicio de los azotes: estaban condenados a morir crucificados según la ley judía.
Dimas era Galileo y era dueño de una posada. Solía atacar a los ricos para ayudar a los pobres. Se dedicaba a saquear la tumba de los judíos; robó los Libros de la Ley de Jerusalén, y dejó desnuda a la hija de Caifás, sacerdotisa del santuario y sustrajo inclusive el depósito secreto dejado por Salomón.
Gestas era un asesino, mataba a espada a los viajeros, los dejaba desnudos y colgaba a las mujeres de los tobillos para después cortarles los senos; dicen que le encantaba beber la sangre de sus víctimas; él nunca se interesó por Dios, no le importaban las leyes y desde pequeño fue extremadamente violento.
Estos eran los cargos de los llamados buen ladrón y mal ladrón, los famosos Dimas y Gestas crucificados al lado de nuestro señor Jesucristo, cuyos nombre a través del tiempo están latentes, pero muchas veces inertes en nuestro raciocinio.
El milagro que unió a Dimas, el buen ladrón, con Jesús
Huía de Jerusalén la Sagrada Familia, Mateo 2,13-15, para evitar el baño de sangre que el rey Herodes había decretado para los primogénitos recién nacidos, entre los que estaba Jesús, cuando en su huida hacia Egipto, después de muchos días de inclemente viaje, se ven obligados a detenerse en una aldea que no conocían y que resultó ser tierra de ladrones y asesinos, donde una encumbrada familia de ladrones les dio albergue.
La mujer de la casa los atendió y dio de comer como si se trataran de su propia familia, algo había en ellos que los hacían sentir seguros de tenerlos entre los suyos, a pesar de ser viajeros errantes. Tanto la mujer, el marido y el jefe de los ladrones se fijaban con admiración en el niño Jesús, por eso cuando la Virgen María se dispone a bañarlo, la mujer del ladrón le ruega que le permita ayudarla.
La historia del nacimiento del Salvador y Libertador, y de la cacería que Herodes había decretado era de conocimiento público, por eso no fue de extrañarse que la familia de ladrones supusiera que aquel niño que con su familia huía de una muerte segura, pudiera tratarse del Redentor, más aún cuando todos los ladrones habían sentido un especial cariño y paz con su llegada.
La mujer de la casa, llena de fe, le pide a la Virgen María poder bañar a su hijo que tenía lepra en las mismas aguas donde bañó a Jesús y al terminar de lavarlo, éste se cura completamente. El pueblo de ladrones se enteró del milagro y en medio de veneraciones protegió y acogió a la sagrada familia hasta que pudieran continuar su viaje con total seguridad.
Antes de continuar el viaje a Egipto, el jefe de los ladrones mandó cavar en el borde de una roca de la Aldea un hoyo y pidió a la Virgen María que llenara el depósito así formado con el agua de aquellos baños al niño Jesús, de modo que la virtud de aquella agua se trasmitiera a la cisterna tal como el agua bendita de nuestras actuales Iglesias. Aquel niño, hijo de ladrones, curado de la lepra por la fe de su madre, y la buena acción de proteger a la sagrada familia, se llamaba Dimas. Tiempo después se reuniría con su Salvador en el Gólgota como el buen ladrón.
Gestas y Dimas en el Calvario
La muerte como máxima ejecución a ladrones y asesinos en la justicia judía de la época, era una ejecución muy cruel, ya que los crucificados eran amarrados para que con el paso del tiempo, las extremidades se vencieran y la caja torácica se comprima, así la asfixia le llegaba al ejecutado lentamente, quien en medio de su desesperación padecía por horas rasgándose tobillos y muñecas en un intento infructuoso por librarse de sus ataduras.
Como era el viernes previo a la celebración de la Pascua Judía, los judíos le pidieron a Pilatos que a los condenados (ladrón bueno y ladrón malo) les quebraran las piernas para que su muerte sea rápida y que no quedasen los cuerpos colgados durante el sábado, pues aquel sábado era un día grande. Entonces los soldados quebraron las piernas de Dimas y de Gestas.
Los ladrones habían sido crucificados con anticipación a la llegada de Jesús, por eso para acelerar la muerte de nuestro señor, los romanos ordenan clavarlo a la cruz y hacerle una herida mortal, para lograr su muerte al mismo tiempo que los ladrones crucificados.
Gestas: “¿Así es que tu eres el Cristo? Entonces sálvate tú y sálvanos también a nosotros”. Lucas, 23,39. Fueron las últimas palabras de un asesino condenado que nunca tuvo razón alguna para pensar en el sufrimiento de su prójimo, ejemplo, que muchos buenos cristianos repiten con cada acción de sus vidas, ayúdame que yo no ayudaré al desvalido, ni al que depende de una caridad o una palabra de aliento para reponerse de la opresión salvaje que enfrenta nuestra sociedad despojada de valores cristianos.
Dimas: “Señor, soy yo, arrepentido… si fui cruel, pido perdón a quienes ofendí y maltraté, solo te pido que si hoy estás en el Paraíso, me permitas estar a tu lado y seguir tu palabra”.
Benditos los hombres de buena voluntad, como Dimas, que en estos días de reflexión que simboliza la Semana Santa, renovarán su fe cristiana y harán votos por evitar ofender a sus semejantes y se arrepentirán de la soberbia y envidia que a veces acompañan nuestras diarias acciones.
ACTIVIDAD
DE ANÁLISIS SINTÁCTICO
1. Excluyendo el título del presente texto, diga ¿cuántas OS y OC tiene este texto?
2. Sustrae a todas la OC Subordinadas y reescíbelas nuevamente.
3. ¿Cuáles de esas OC tienen PSS? Reescríbelas
DE ANÁLISIS SEMÁNTICO
4. ¿Por qué Dimas sería perdonado?
5. ¿Será importante la información de este texto? ¿El perdón divino es importante? ¿Por qué?
4.
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